Esos ojos,
son la noche, son el día.
Esos ojos,
abren la puerta del cielo,
me llevan al infierno.
Esos ojos,
tus ojos,
son mi condena sin darme tregua.
Llené de sueños mi maleta y me dispuse a viajar a través de la imaginación. Escribir es vivir mil vidas distintas. Sentir el latir del corazón de los personajes, respirar por sus pulmones y escuchar sus palabras que muy bajito te susurran al oído lo que quieren que de ellos se cuente.