ZAPATOS
Sé sentó en el suelo, frente al armario destripado
con las puertas abiertas de par en par. Ante ella, zapatos y más zapatos de
distintas formas y colores. Cada uno de ellos una época y cada época una página
de su diario, testigos mudos de haber vivido, amado, sufrido...
Su mano temblorosa cogió un par al azar. Los acaricio
con nostalgia; le llegó la imagen de su primer beso furtivo en la puerta del
colegio; torpe y rápido.
Desplegó una bolsa de basura y los introdujo en su
interior. Levantó la vista: sandalias de verano —pensó, vacaciones en Roma—; no
se entretuvo los metió en la bolsa.
Zapatillas de deporte sin cordones. Acampada, noche
estrellada, caricias a escondidas, besos entre las sombras. También fueron a la
bolsa.
Sandalias de tacón ancho. Escuela de baile; mi
primer tango, suspiro. —el primer amante, sonrió—. No se salvaron, igual que
los demás fueron a la bolsa y así llenó una bolsa y otras muchas más; hasta que
el armario quedo vacío y en su mano un par de zapatos: ni finos ni anchos; ni
bonitos ni feos.
Sólo eran suaves y cómodos, pensó entonces: con
estos seguiré el camino.
Muy bueno Concha. Enhorabuena. Espero seguir leyendo tus publicaciones
ResponderEliminarMuy bueno Concha. Enhorabuena. Espero seguir leyendo tus publicaciones
ResponderEliminarQue suerte poder leer tus relatos Concha. Ojalá muchos lectores puedan disfrutarlos también.
ResponderEliminarQue suerte poder leer tus relatos Concha. Ojalá muchos lectores puedan disfrutarlos también.
ResponderEliminarEs un lujo poder leerte y tenerte como amiga. Ni se te ocurra dejarlo
ResponderEliminarEs un lujo poder leerte y tenerte como amiga. Ni se te ocurra dejarlo
ResponderEliminarYa pude leerlo ,fantastico,Concha sigue escribiendo y te seguiremos
ResponderEliminarYa pude leerlo ,fantastico,Concha sigue escribiendo y te seguiremos
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