jueves, 1 de diciembre de 2016




                                       ENTRE SUEÑOS

El chirriar de la puerta, se me pegó a la espalda erizando mi piel. Los sonidos extraños se sucedieron y  creí ver fantasmas en todos los  recovecos de la destartalada casa, sin darme cuenta de que el demonio agazapado me esperaba en el dormitorio. 
Subí las escaleras que crujían con mi peso y temiendo que algún escalón cediera bajo mis pies, me agarré con fuerza del pasamano.
Imaginé ver mi cuerpo precipitándose al vacío por el hueco de la escalera,
el corazón me golpeaba el pecho y un tembleque de flojera se adueñaba de mí.
Entonces vibró el bolsillo de mi chaqueta. 
Respondí a la llamada del móvil.
Una voz ronca me anunció que mi tía abuela había fallecido en su vieja casa del bosque, siendo yo su única beneficiaria y por tanto heredera legítima de tan preciado tesoro: una casa encantada con demonio en el dormitorio.
Carlos (mi marido) me preguntó, aún entre sueños, — ¿Quién llama a estas  horas de la madrugada?
En un acto reflejo le respondí: —se han confundido cariño, sigue durmiendo.
Apagué La Luz y me di la vuelta.
También yo seguí durmiendo.


  

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