LA MUSICA DEL CORAZON
Bajo las aspas lentas del ventilador, los ojos
entornados, la respiración tenue y el cuerpo desnudo cubierto por una fina sábana.
Así la encontró al entrar en la habitación,.
Había sido una larga noche de verano, con ese calor sofocante
de agosto que hace resbalar pegajosas
gotas de sudor por la piel.
Se detuvo ante ella, tomándose su tiempo para
observarla en silencio. La miró con la mirada furtiva del qué mira por primera
vez y, creyendo presentir la muerte merodeando cerca del dormitorio, cerró la
puerta y las ventanas para que no se le pudiera adelantar.
Se tumbó junto a ella y con lentamente fue tirando
de la sábana que cubría la cicatriz de su pecho, besó sus labios, rozándolos
con suavidad, se abrazó a ella y le susurro en el oído cuanto la quería.
Ella escuchó los latidos del corazón de él, sintió
el calor de su cuerpo pegado al suyo y la dulzura del roce de su mano sobre la
cicatriz. Entonces supo que había ganado la batalla.
Me has hecho llorar...
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